jueves, 11 de febrero de 2010

In traslation.

Por Daniel Amézquita.

Amigos nada más, los demás… la selva (…)


Estoy sentado en la Gate 44 esperando mi vuelo a Los Ángeles y son las 10:40 a.m., no pude ver la ciudad de Houston, recomendación de mi Mama-ría, ¡cómo ella ha viajado tanto!

El otro día me sorprendió diciéndome que ella era “mala”, ahora la entiendo, con el tiempo uno se da cuenta de todo lo malo que pueden se los otros, por eso, uno opta por ponerse al “tú por tú”, alguna vez leí que un desconocido puede cambiar tu vida para siempre. No puedes confiar en las personas, ahora para acordar algo utilizaré un contrato, la desidia es uno de mis defectos, sin embargo, de hoy en adelante, antes de cualquier cosa, voy a ser preciso, puntual y lo más claro posible. Por eso digo que yo también me estoy volviendo un manojo de rencores: malo, malo, malo. Estuve “dándole vueltas y vueltas” al asunto durante el vuelo. Pero es de entenderse que es imposible no darles la cara a 10 años de tu vida. No puedes tirarlos a la basura, no puedes envolverlos para regalo, ni guardarlos en un closet. No caben en ningún lado, ni en el panteón, ni al pie de ningún altar, se derraman de mi alma y es imposible ponerles nombre, “la vida es bonita, pero muchos confunden bonita con sencilla” dice Mafalda, la vida es compleja, es difícil, no es como yo la imaginé de niño.


Claro que no estuve pensando las 3 horas en eso, no, también me dormí, apenas llegas a Estados Unidos y empiezas a sentir orden, orden por todos lados, son como hormigas tras el hormiguero, hormigas que hablan gritando sobre todo si son oscuras, qué si por algo el avión se cae no se les olvide el oxígeno, qué hay va el carrito por el pasillo, qué si con permiso, qué a qué va, qué cuanto dinero trae, qué la lap sólo en un recipiente, ¡oiga pero si ahí cabe todo!, ¡qué self!, ¡sabe!, ¿me tengo que quitar los zapatos? esque tengo gripa (ahora si se enojó), pero qué imprudencia la mía, es 11 de Septiembre, mil disculpas oiga, mínimo un moñito negro.

Pues ahí están sus campos todos perfectamente delineados, se repartieron rebién Texas, antes San Antonio del Bejar, osea México, ¡qué bonito lo tienen!, todo lleno de casitas con albercas, Mami Chuy ¡qué buena vida se daba por los Laredos!, ya me la imagino, en su traje de baño y su tequila derecho en la alberca gritándole a Mau que le pasara el bronceador.

¡Madre! Resulta que nomás podría traer 23 kilos, ¡Madre Mía!, yo traía casi 60, todavía la cínica me pregunta ¿trae otra maleta?, ¿¡otra maleta, a las 5 de la mañana!?, nadie sabía de las nuevas reglas de Continental Airlines, unos desocupaban maleta, otros las vaciaban. Yo pedí una prestada, la voy a regresar a la vuelta. ¡A un primo del gobernador!, me da seña, cómo si me fuera a quedar su cochina maleta. En fin, si Texas fuera aún de México, mínimo, ¡mínimo! nos ajustaría para otros dos cárteles.

Hay mucha gente india, con sus caras pálidas, sus cabellos negros y sus ojeras profundas, son silentes los indios, las mujeres mayores acostumbran aún sus ropas tradicionales, con sus puntitos redondos en la frente. Imagínense si las mexicanas anduvieran todas de chinas poblanas. Ni como hacer las casas ajenas, ni como trabajar en las fábricas. Ni como recoger la siembra.

(Ya me bajé del avión y me lancé con la Mónica, 2 horas de camino, el tráfico estaba pesadísimo, hay unas Van que son una ganga, 25 dólares y te llevan hasta la puerta de tu domicilio, cruzamos la ciudad. Estoy en el Starbucks, después de un baño, ubicado sobre Hollywood Boulevard, terminando este mail)

No me dejan de sorprender los pobladores de estas lejanas tierras: ¡aquí sí hablan solitos por la calle y blasfeman! ¿¡Qué andan drogados o qué!? A estas horas la avenida donde la gente se toma fotos con las estrellas impresas en las banquetas comienza a vaciarse, oscurece, y comienzan a salir, ¿de dónde? ¡no sé!, vagabundos, prostitutas, rockeros, ¡pero de esos pesadotes!, tatuados hasta la lengua, personas con pantalones gastados y miradas retadoras, estacionan su patinetas o bicicletas y se ponen a fumar.

Dos afro gordísimas, pero gordísimas, se están sentando enfrente de mí, se les escurren las lonjas por todos lados, pienso que ni con una sábana se podrían tapar, ¿¡Pos dónde dormirán estas cristianas, en el suelo!?, una japonesa deja al descubierto su espalda tatuada de rosas rojas y tallos con espinas, un hombre afuera pide limosna en una silla de ruedas, barbón de años, sucio de años y sin sus dos pies, sólo le cuelgan las extremidades hasta antes de los tobillos cubiertas con dos calcetines, estilando de mugre. ¿De dónde salen?, ¿en dónde viven?, ¿qué piensan? Por cada tienda de ropa de marca hay un lugar para tatuarse. La japonesa se lanza a la calle. Los últimos turistas apresuran su paso. Los recién llegados aguardan. Y pienso en Paz, en Octavio claro, “Los disidentes son el orgullo y el honor del mundo”. Y pasa un bus anunciando la nueva temporada de “Dirty Sexy Money”

Estas veniditas no han sido en vano, ya se distinguir a un chino, de un japonés, de un taiwanés. Los indios son facilísimos y no se parecen nada a los árabes que son muy mal educados, los israelís se diferencian por sus narices largas y tienen “un no sé qué”, y por supuesto, ya no confundo a los polacos con los gringos, es fácil distinguir a un colombiano, de un guatemalteco, de un argentino, de un peruano, pero me falta práctica con los bolivianos, chilenos y uruguayos. Aunque son más predecibles. También tiene su chiste especializarse en diferenciar a alguien de Jalisco, Michoacán, Veracruz, del norte, del sur o del DF. Me pasó con el de la Van del aeropuerto, dije, éste de donde será, pues claro, ¡chilangote!, ¡se confunden los camaleones!.

Mónica tiene un roomate (compañero de cuarto) ¡súper chido!, se llama Gabriel y es de Colombia, viven a 3 cuadras del corazón de Hollywood, a un lado vive la Conny, la nicaragüense, pero ella es de Miami y Miami es “patria aparte”, me dice “popi”, ¡la babieca!, pero es súper buena gente, y claro que el Gabrielito no es nada de Mónica para que no vayan a pensar mal, él está casado y tiene un bebé en Colombia, si todavía hay gente decente y buena como la Moni, pagan 1200 dólares de renta, se me hace muchísimo por el espacio, pero bueno, ya me voy porque Mónica quiere que le ayude a no-sé-qué.

Con el Jesús en la boca.


Daniel Amezquita.

PD Se me olvidaba, qué en el aeropuerto veo a una taiwanesa toda chaparrita y de primera vista dije “pobre mujerha de tener cáncer”, toda peloncita, cabizbaja y vestida de no-sé-qué santo. Pero nada, sabrá Dios de que secta será esta mujer que se deja a rapa y anda con una bata de un azul-gris más triste que mi vida… ¡y sus huarachillos!, pensé, ahora que salga de todo esto, ¡qué me haga un campito!

PD1 Te amo mamá

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