Por Daniel Amézquita.
“Y sal de ahí,
a defender el pan y la alegría.
Y sal de ahí,
para que sepan que
esta boca es mía.”
Joaquín Sabina.
En el Nueva Era pasado, quizá debido al calor o al cansancio, se me olvidó ponerle el nombre al artículo que escribí. Ni modo. Hoy después de una semana me adjudico las palabras que hablaban de la falta de ciudadanos en las campañas políticas, de Rosario Tijeras, de mi padre, del Teocaltiche de uno y de los milagros que le pido a La Virgen.
Esta boca es mía.
“Y sal de ahí,
a defender el pan y la alegría.
Y sal de ahí,
para que sepan que
esta boca es mía.”
Joaquín Sabina.
En el Nueva Era pasado, quizá debido al calor o al cansancio, se me olvidó ponerle el nombre al artículo que escribí. Ni modo. Hoy después de una semana me adjudico las palabras que hablaban de la falta de ciudadanos en las campañas políticas, de Rosario Tijeras, de mi padre, del Teocaltiche de uno y de los milagros que le pido a La Virgen.
Esta boca es mía.
(Antecedentes)
Me asombran los medios de comunicación, alguna vez en un congreso escuché a un investigador mexicano que los definía como la matrix donde se colocan los mensajes para que las personas se conozcan, se comprendan y se quieran. Pensé entonces, este tipo no es un investigador, es un poeta.
Creí que iba a pasar mucho tiempo para nuevamente producir y conducir televisión. Estar ahí delante de la cámara, “ese objeto oscuro y frío, capaz de perpetuar lo efímero”, así lo describió Patricia Riggen, la tapatía directora de la multipremiada película “La misma luna” que consagró a Kate del Castillo, ahora sí, como actriz de cine. Entrevisté a Patricia Riggen en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, enferma de la gripa, pero contenta de presentar el nuevo Diccionario de Directores del Cine Mexicano de Perla Ciuk, que por cierto, también es una mujer encantadora. Y ahí me dijo, “la cámara sabe llegar, a quien en lo oscuro y en silencio, espera”, lo dijo así y así se me grabó en el corazón. Esa idea humanista de los medios como herramienta, de los medios como una posibilidad para celebrar la inteligencia y no lo que estamos acostumbrados a ver y escuchar, sus imágenes burdas y efímeras, su sonsonete aburrido y repetitivo.
Yo estaba comenzando mis primeros programas culturales en Aguascalientes, los que, desgraciadamente, muy poca gente ve, pero de los que me siento muy orgulloso y feliz, fue entonces, que me llega la propuesta de mi Director de Producción que consistía en poner “stand by” a los proyectos que estaban casi listos y comenzar una súper-producción de la Feria Nacional de San Marcos 2009 para 70, 000 hogares en 2 sistemas de cable.
Dije que sí, y por primera vez, gracias al profesionalismo de Chriss, trabajé en un verdadero set de televisión, adecuado para los tiros de cámara, que bien valió todas las desveladas y trabajo que vinieron después.
(Lo intempestivo)
“lo nuestro duró,
lo que duran dos peces de hielo
en un wiskhey on the rocks”
Joaquín Sabina.
Transcurría el domingo 26 de abril, versión 9 del programa “Vive La Feria”, que duraba una hora y media, todos los días, programa de televisión novedoso, para toda la familia. Con la crónica más completa de la feria. A los 45 minutos de la transmisión me hablan del “master”.
Chriss: Se acabó la feria.
Daniel: ¡qué! ¡qué!
Chriss: Sí, que se acabó la feria, el Gobernador está en todas las televisoras anunciando una contingencia, y no sé qué hacer...
El corazón se me cayó hasta el suelo. Me asomé por la ventana que comunica los sets con los controles. ¡Era cierto! ¡Chriss no me quería asustar! Todo pasaba a la vez: la cancelación de la feria, el programa en vivo y la imposibilidad de continuarlo. Hice las conjeturas posibles, es decir, las que me permitieron mis condiciones después de trabajar el proyecto las 24 horas del día durante más de un mes. Efectivamente no fueron nada razonables. Pensé que el mundo se acababa. ¡En serio! Fui por un lapso de 5 minutos el protagonista en pánico de una película de ficción en la que, efectivamente, el tiempo está contado y la incertidumbre es contundente. Desde temprano leí los periódicos, La Jornada avisaba puntual lo que pasaba en México y el mundo, pero como todos lo hacemos, me quedé con la declaración de Reynoso Femat, la que yo prefería, la que señalaba que la Feria de San Marcos no corría peligro y que todo estaba controlado. Y en esta única ocasión, todo Aguascalientes quería lo que su Gobernador: ¡Feria!, ¡Feria!, ¡Feria!
Se terminó el programa. Comimos. Sé que hubo diálogos, yo no recuerdo nada, yo pensaba en los 6 reporteros y conductores, en los 5 editores, el los 5 camarógrafos, en nuestro jefe de piso, en el director de cámaras, en todos, en toda la familia que conformábamos “Vive La Feria” y que comenzábamos a funcionar realizando el mejor programa para las familias aguascalentenses, con la mejor cobertura, la opción diferente, que planeamos y que vimos cristalizada.
(La ficción hecha real)
Me quité la camisa de productor, me puse la de reportero.
Entraría el Ejército a limitar el acceso al perímetro ferial.
Gloria Trevi se presentaría a pesar de la contingencia.
El Casino seguía abierto y los talladores dando juego.
Los comerciantes levantaban sus carritos de hot-dogs, cabizbajos.
La gente recorría la feria con caras largas y con las últimas, para despedirla.
Olía a tristeza.
Aguascalientes se volcaba a las farmacias, a los centros comerciales, compraban cubre-bocas, gel antibacterial, latas, comida. Presa del miedo que produce la falta de información a pesar de que los medios interrumpían su información habitual para dar las últimas noticias y pedirle a todos: tranquilidad.
La prensa nacional ponía en su mira a la ciudad de Aguascalientes y por primera vez en toda su historia, la feria se canceló.
(Ida y vuelta)
Hoy (7 de Mayo) regresé a las aulas (mi trabajo cotidiano y dichoso es ahí). En la entrada de la escuela hay un filtro con médicos y enfermeras. Un sticker anuncia mi estado de salud. Zonas desinfectadas, una y otra vez. Gel antibacterial después y antes de tocar un teclado. Cubre-bocas por todos lados y en todas las palabras. Los alumnos y alumnas se desenfadan, uno se lo puso de tanga, ¡lo amonesté! Dicen que tienen calor, que se desesperan, que les cala, que para que exageramos, que somos unos miedosos como los de Egipto que sacrificaron 300,000 cerdos. Y yo, que cada día digo cosas más solemnes, los paro en seco “no estamos exagerando, lo que pasa es que no queremos que les pase nada. Queremos que estén sanos y ustedes, quizá, sean muy pequeños para entenderlo”, y uno me pregunta, en tono sincero, “profe, pero ni somos nada de usted, a poco de verdad siente eso”, no supe que contestar, le dije “sí” y me conmoví al escucharme y al escucharlo.
(Mayo 2009)
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